A pesar de que las dos tendencias anteriores no son
completamente exactas, la existencia del himen se
refiere a una delgada membrana elástica que obstruye el
paso hacia la vagina y que protege los órganos internos
del aparto reproductor femenino. Existen diferentes
clases de himen, los cuales pueden ser tan elásticos que
incluso se llegan a romper en el momento del
alumbramiento. Los hay en forma de rejas, y también muy
duros que se quiebran en la adolescencia o infancia al
practicar ejercicio o con alguna caída.
Hay
mujeres que congénitamente carecen de himen. El himen
puede sangrar cuando se desgarra, lo que ocurre durante
la penetración en los primeros contactos sexuales o por
lesión accidental. Si se ha tomado plena conciencia de
perder la virginidad, hay que tomar en cuenta diversos
factores que determinarán que la primera vez sea
placentera o dificultosa, según las convicciones de
quien la experimente.
El
experimentar una relación sexual es cuestión de elección
personal, para quienes la quieran poner en práctica es
importante tener previo conocimiento a lo que se va a
enfrentar y a los miedos lógicos de la primera vez. Para
muchas mujeres el primer contacto sexual difiere mucho
del momento más placentero de su vida o la noche de sus
sueños, ya que la penetración se dificulta de sobre
manera causando un gran dolor para algunas y sangrado
para otras.
No sólo
la entrada del pene a la vagina es el sexo, esto va más
allá de ello, por lo tanto las caricias, los besos y las
palabras juegan un papel preponderante en la excitación
de ambas partes, que se verá reflejado en el grado de
lubricación y así facilitar la penetración, que no
siempre tiene por que ser dolorosa.
Desde
el punto de vista de algunas religiones, la virginidad
es considerada como un tesoro irrefutable que determina
la pureza de una mujer, sin embargo los tiempos cambian
y actualmente la mujer comienza a conocer más su cuerpo
y a descubrir que sus órganos sexuales no sólo fueron
hechos para la reproducción, sino también para disfrutar
plenamente su sexualidad, ya sea con una pareja o con
ella misma.
Y no olvidemos que
muchos hombres son también vírgenes en sus años de
adolescencia y aún cuando son jóvenes adultos. Los
hombres homosexuales, hombres que tienen sexo con
hombres u hombres que tienen experiencias de penetración
anal con su pareja femenina, pueden también tener una
primera experiencia dolorosa, sobre todo si su pareja no
es cuidadosa.
Asegurarse de tener suficiente lubricación y darle
tiempo al cuerpo para que se estire es lo más
importante. Otra vez, los ejercicios de Kegel pueden
ayudar a aliviar parte de la incomodidad.
El
erotismo debe ser considerado como parte fundamental en
la vida del ser humano para un desarrollo sano de la
mente y cuerpo, y no como una cuestión pecaminosa y de
vergüenza. Si bien es cierto que la virginidad está
estrechamente relacionado a un concepto meramente
tradicional y religioso, las mujeres no tienen que ser
valoradas ni estigmatizadas por el hecho de tener himen
o no, pues antes que eso, el valor de un ser humano va
más allá de las condiciones sexuales con las que vive.
La
virginidad no garantiza el no haber tenido relaciones
sexuales, es tiempo de desechar tabúes y miedos que sólo
reprimen la sexualidad en los seres humanos y hacen
menos satisfactoria la relación entre parejas. Aunque
muchos mitos suponen que la virginidad es un sello de
garantía de la mujer para el hombre, esto es
absolutamente falso, puesto que la mujer no es un
artículo que se pueda comprar y después de usado,
desecharlo a la basura.
Otra de
las creencias populares es que si una mujer sigue siendo
virgen es una persona amargada y frustrada, también es
absolutamente falso; la decisión de tener relaciones
sexuales es una cuestión meramente personal que se hace
por convicción.
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